González Yoldi en Arnedo: “La violencia es un método primario de resolver las cosas”

En el tercer acto del ciclo “Febrero es Pública”, Ignacio González Yoldi charló sobre el uso de la violencia como modo de comunicarnos

Ignacio González Yoldi es psiquiatra, psicoterapeuta infantil y juvenil, gerente y responsable clínico en el centro Puerta Abierta, además de psiquiatra adjunto en el Centro de Menores Virgen de Valvanera de Logroño.

Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra, Yoldi está especializado en psicopatología y psicoterapia del niño y del adolescente, en psiquiatría infanto-juvenil y en psicoterapia perspectiva integradora.

Noticias de Arnedo tuvo la oportunidad de entrevistarle instantes antes de que realizara su charla pedagógica en el Teatro Cervantes.

Entrevista

A día de hoy todavía existe la creencia popular de que la psiquiatría y la psicología solo se aplican a personas “locas”, ¿Qué les diría a estas personas?

Creo que es una creencia muy extendida y, lamentablemente en la gente joven. En el trabajo en la consulta sentimos que hay mucho estigma respecto a la profesión. No dejamos de ser sanitarios con una especialización en una ciencia demostrada y tratamos de hacer nuestro trabajo lo mejor posible.

La gente solo ve desde la lejanía la enfermedad mental. No hace falta tener un trastorno para acudir al psicólogo o al psiquiatra. Si estamos pasando una mala temporada pueden ayudarte a salir de una situación complicada y, evidentemente, si hay un trastorno, tratarlo o convivir con ello de la mejor manera posible.

Tiene que ser complejo estar rodeado constantemente por casos o pacientes con situaciones delicadas ¿Cómo le afecta esto en su trabajo en el día a día?

Como terapeuta tratas de trabajar una parte que los aspectos de los demás no te influyan a ti. Si me influyeran no podría ayudarles. Hay un trabajo personal del terapeuta.

Trabajando con niños y adolescentes ellos mismos te dan alegrías y preocupaciones. Pero siempre tenemos la sensación de que la gente es agradecida al preocuparte por ellos.

Hay gente que va mejor y hay gente que va peor, pero lo realmente gratificante es estar con ellos. Es la parte más bonita de nuestro trabajo.

Desde un prisma sociológico la sociedad actual está relacionándose constantemente con la violencia o situaciones violentas, desde los videojuegos hasta la violencia intrafamiliar, etc. ¿Cómo podemos empezar a cambiar esto?

Para mi hay una parte terriblemente individualista en nuestra sociedad. Somos muy poco responsables en lo que podemos hacer cada uno como individuo. A veces estamos esperando como sociedad que algo cambie de forma mágica o espontánea, y no somos garantes de ese cambio. Desde el nivel educativo que les damos a nuestros hijos, a través de videojuegos….

Hay que entender que tipos de videojuegos son adecuados para cada edad o cuando pueden nuestros hijos tener acceso a internet libre. Por otro lado hay un modelo social violento, no solo físicamente, sino también en el estilo verbal. Podemos pensar hasta en nuestro políticos, más centrados en descalificar al de enfrente que en pensar que es lo que pueden hacer ellos para cambiar las cosas.

Si realmente estamos pensando en que todas estas personas cambien, la sensación de frustración y de incapacidad va a ser enorme. Como individuos podemos hacer muchas cosas para cambiar en este sentido.

¿Es la educación el arma más fuerte que tenemos contra la violencia?

Estoy 100% de acuerdo con esa afirmación. Si que creo que a veces cuando hablamos de educación pensamos demasiado en el colegio. Me gustaría llevarlo más a las casas y a las familias, porque ahí pasan muchas cosas importantes, sobre todo en los primeros años de vida, en los que aprendemos nuestras relaciones básicas. Aprendemos de una manera a saber si puedo confiar o no confiar en estas personas que están aquí para protegerme o darme lo mejor.

La educación es nuestra arma más poderosa. Por otro lado, los elementos sociológicos influyen en que esta educación cada vez sea diferente. Se ve muy arrastrada por el estilo social y estas “modas”, que van como vaivenes, influyen en los que están creciendo, que son los niños.

¿Por qué usamos la violencia para comunicarnos? ¿Hemos perdido la capacidad de dialogar?

Es un cúmulo de cosas. Tenemos que tratar de entender cómo influye la violencia a nivel social y como modelo educativo. A nivel social con esos patrones que repetimos de las personas a las que admiramos y como modelo educativo cuando actuamos como espejo cuando las personas que nos tienen que educar cometen errores graves.

Creo que la violencia está en un primer plano porque es más fácil. Es un método más primario de resolver las cosas.

Haciendo una analogía a nivel de psicología del desarrollo humano, aprendemos a andar antes que hablar, aprendemos a movernos antes que hablar. Si utilizamos la violencia para resolver un conflicto estamos siendo más primarios.

Si usáramos la palabra más, sería una manera más evolucionada de solucionar las cosas. Pero requiere un mayor esfuerzo y un autocontrol, incluso a veces requiere no recibir esa satisfacción, ese placer o esa respuesta de forma inmediata. Y nuestro estilo social nos lleva a querer algo ya y lo quiero ahora porque soy yo.

Arnedo ha emprendido hace poco varias iniciativas (“Arnedo Convive”) de cara a combatir el acoso escolar, ¿Cómo podemos ayudar los demás para que estos casos no se extiendan?

Estas iniciativas me parecen fantásticas. Estamos muy acostumbrados socialmente a atacar el problema cuando ya lo tenemos encima y prevenirlo siempre es una buena idea. Salga bien o salga mal, pero es una inversión que nunca queda en balde.

La mejor manera en la que podemos trabajar esto es con el ejemplo. Hay mil situaciones diarias en las que podemos cambiar nuestro comportamiento, porque cuando vamos con el coche y alguien nos hace una pirula delante y nos ponemos como locos y a insultar, el niño que va detrás va con una libreta apuntando.

Por otro lado hay muchas situaciones en nuestro día a día en las que nosotros también podemos llamar la atención de la gente que tenemos alrededor para poder movilizar estos aspectos.

¿Son culpables las nuevas tecnologías y sus posibilidades de expandir el “bullying” fuera de las aulas?

Hay un trabajo muy potente pendiente a nivel educativo. Cuando hay burlas, comentarios ofensivos, se deben cortar de raíz. En el ámbito de clase mucho más. No se negocia faltar el respeto a un adulto, por ejemplo, no se negocia.

Demonizamos demasiado la tecnología, cuando la culpa es nuestra porque no sabemos cómo gestionarla. La tecnología es una herramienta fantástica, para evolucionar, para crecer, para aprender….

Pero cada cosa tiene su edad, cada cosa tiene su momento. El móvil los niños no lo necesitan. El acceso a vídeos pornográficos, por ejemplo, es cada día más prematuro termina confundiéndoles sexualmente y entienden el sexo como algo violento.

Nosotros debemos dar equilibrio a una situación que sino intervenimos se va a desequilibrar.

¿Qué debemos hacer si nos encontramos con una situación de acoso? Si nos encontramos ante una situación de violencia física o verbal ¿Podemos recurrir a la violencia para terminar con esta?

Hay una corriente a la hora de solucionar el acoso que ha tenido que ver con el “pasa de ellos, ya se cansarán”, realmente creo que eso no funciona en mucha gente. Al chico que está pasando no le soluciona su problema, para mi es más importante aprender a enfrentar a esas personas.

Hay momentos en los que yo te puedo apartar, te puedo apartar físicamente porque el respeto a mi espacio y a mi persona es invulnerable. Hay determinadas situaciones en las que puedo marcar una distancia.

Creo que hay que intervenir. Este programa finlandés que ha dado tan buenos resultados sobre el acoso escolar tiene que ver en hacer caso a los espectadores. En una situación de abuso, uno es el acosador, otro el acosado y los demás, los que miran, son los espectadores. No podemos mantenernos indiferentes cuando estamos viendo una situación injusta.

Realmente estás viendo que hay una persona que está sufriendo. Algo podemos hacer. Es como si veo a un chico de 14 años apostando en las máquinas de apuestas. ¿Por qué nadie le dice algo al chico o al dueño del bar que lo permite? ¿Por qué nadie le dice que lo que está haciendo es ilegal?

Cómo ciudadanos podemos hacer muchas cosas en este sentido y, sobre todo, a través del ejemplo.